Galicia cerrará el 2010 no solo habiendo recibido ocho millones de visitantes, tal como, pese a la crisis, se había propuesto alcanzar el Gobierno de Alberto Núñez Feijoo, sino aproximándose a los diez. Y eso representa tanto un bum sin parangón actualmente en el resto de la península Ibérica como un alza inédita en la historia documentada de la comunidad, amén de un récord absoluto. No en vano, solo desde el 1 de enero hasta el 30 de noviembre, las cuatro provincias acogieron en conjunto a 9.170.754 personas procedentes de fuera de su territorio (1.144 nuevas entradas cada hora), según datos provisionales recabados de cinco instituciones oficiales ajenas al control político de la Xunta. En comparación con las que habían sido registradas a esas mismas alturas del anterior Xacobeo, el del 2004, suponen 1.663.754 más, lo cual equivale a un aumento cercano a los 22,2 puntos porcentuales.
Esos 9,2 millones de individuos llegados durante los primeros 334 días del ejercicio resultan de sumar tres grandes bloques de clientela: los 264.675 peregrinos que acreditó el Arzobispado de Santiago, los excursionistas extranjeros computados por el ente estatal Frontur (4.291.333) y los de origen español, 542.865, cuya estimación compete a la delegación de zona del IET, más los que en argot del sector se denominan propiamente turistas: otros 4.081.937. Por definición formal, los segundos se distinguen de los terceros en que, mientras aquellos no duermen dentro de los límites autonómicos, los otros pasan al menos una velada en sus centros de alojamiento, exceptuando albergues.
De cuantificar a estos últimos se ocupa, vía encuestas, el Instituto Nacional de Estadística (INE). Dicho organismo, a su vez, subdivide a los viajeros de ese tipo en cuatro clases diferentes de perfil que se corresponden con sendos segmentos de negocio: hoteles y similares, cámpings, casas rurales y apartamentos de vacaciones. Respectivamente, a lo largo de los once meses iniciales del año santo captaron 3.609.557, 232.626, 182.168 y 47.530 huéspedes, o sea, un 12,1, un 7,9, un 10,3 y un 10,4% a mayores de los que habían atraído en igual intervalo del ejercicio correspondiente al 2009.
«Rebasáronse as cifras do 2004, circunstancia que permite adiantar que no ano 2010 probablemente se acaden as máis elevadas de afluencia á comunidade, cando menos, no que atinxe á oferta regrada, […] acadando niveis nunca antes rexistrados no seu conxunto», subrayaban esta semana, en un informe interno, técnicos del Instituto de Estudos Turísticos.
Circunscribiendo el análisis a la demanda hotelera, que supera de largo en facturación bruta y relativa a cualquiera de las restantes, se concluye que en el intervalo temporal referido la tasa de incremento gallega duplica la calculada por el INE para el global del país, un 6,5%.
Las diferencias, sin embargo, se estrechan al cotejar, en lugar de los clientes, los servicios que consumen: las pernoctaciones. Aquí suben un 10,3%, frente al 6,8 de la media.