Se habla mucho de innovación. Es probablemente la palabra de moda en el mundo de la gestión empresarial. Y sin embargo, creo que cada uno interpretamos este término de una manera distinta. Valga este post, por tanto, para explicar la mía.
Esto es lo que para mí implica innovar:
1. Pensar a largo plazo.
2. Preocuparse del producto sin olvidarse de su comercialización.
3. Estar al día de lo que hay en el mercado.
4. Escuchar lo que dice el cliente (¡muerte a los call center!).
5. Fijarse en los geeks y los frikis, porque ellos son los que marcan tendencia en tecnología.
6. Estar abierto a compartir ideas. Hoy en día es muy difícil innovar encerrado en un laboratorio u oficina.
7. Concentrarse en algo. No se puede innovar en todo. Hay que centrarse. Esto es precisamente lo que más falla en muchas personas imaginativas.
8. Persistir. Esto está unido a lo anterior. El innovador cree tanto en su idea que nunca la abandona y está dispuesto a entregarse a ella.
9. Pensar en el mundo como un mercado único. En esto es donde más fallamos en España.
10. Tener ambición. No se trata tanto de ganar dinero como de cambiar el mundo. El innovador es un idealista.
Dicho esto, como sé que muchos emprendedores leen este blog, ahora toca preguntar si hay alguna diferencia entre emprendedor e innovador. Hay una: el emprendedor arriesga su dinero y su vida personal, mientras que el innovador puede perfectamente trabajar por cuenta ajena. Pero en cualquier caso, ser emprendedor implica ser innovador mientras que lo contrario no es necesariamente verdad.