1.700 empleos de Galicia están vinculados directamente empresas de agua termal (balnearios, talasos y embotelladoras) e indirectamente otros 5.000.
«Tenemos un recurso básico, un agua diferente y de calidad que nos permite una posición de liderazgo en España», manifestó Pedro Figueroa, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales. Lo hizo durante su ponencia El agua como valor turístico de Galicia que presentó ayer en la jornada de clausura de la Conferencia da Auga, que se celebró en el Palacio de la Ópera de A Coruña.
El experto considera que, en cuanto al termalismo gallego, los tiempos pasados de su esplendor a finales del siglo XIX e inicios del XX no fueron mejores que hoy en día. Eso sí admite que «con esa base se construyó lo actual para impulsar el turismo termal».
«Existe un cambio de tendencia en las vacaciones y en el ocio de los ciudadanos de la Unión Europea», señaló Figueroa, quien indicó: «Ahora son más cortas y frecuentes, también se cuida más la higiene personal, el 20% de los europeos tienen más de 65 años, existe más información sobre el termalismo, y crece la demanda de este turismo».
Hay cuatro países europeos que concentran este turismo de salud en todo el mundo, Italia con 350 centros, Alemania con 241, España con 102, y Francia muy cercano. Después está Turquía, y dentro del Estado, Galicia tiene el 20% de la cuota del mercado, si sumamos todos los conceptos (plazas, ingresos, ofertas de servicios), tras el incremento de un 40% de establecimientos habido en las dos últimas décadas.
Ese posición «relevante», según Figueroa, estriba en que mientras que a nivel español el 36% de los establecimientos tienen la categoría de cuatro y cinco estrellas, en Galicia ese porcentaje sube al 67%, lo que ha permitido a las empresas que se dedican en nuestra comunidad al termalismo duplicar el año pasado los ingresos que consiguieran en 2003.
Este crecimiento se produjo porque además de los gallegos que acuden a los establecimientos y los asturianos y castellano leoneses que vienen desde hace tiempo, se incorporaron en los últimos años madrileños y catalanes. «Ahora queda enganchar a los extranjeros», dice Figueroa.
«Para captarlos tenemos unas grandes potencialidades que debemos apoyar con otras mejoras para conseguir una oferta de calidad», manifiesta el experto, quien considera imprescindible «unir el termalismo al turismo de congresos, así como a la gastronomía y el golf». «Nuestro pueblo se distingue por la hospitalidad y la atención al cliente, aunque se requiere una mayor cualificación laboral», añade Figueroa.
Por ello destaca la importancia de la cooperación de las empresas que se dedican al termalismo. «El proceso de clusterización iniciado por la Agrupación Empresarial Innovadora Termal de Galicia es vital para su rentabilidad», declara el especialista, quien recuerda que el plan estratégico de la misma «cuenta con 5 ejes, 15 líneas y 88 actuaciones, que ya se concentraron en 56 proyectos innovadores en marcha».
«Es necesario cooperar entre las empresas para que compitan en el mercado e incrementer su rentabilidad», afirma Figueroa, quien declara que toda la actividad debe hacerse protegiendo el recurso sostenible del agua, para lo que debería modificarse la normativa en el aspecto de que «precise el uso del término termal a quien de verdad lo utiliza y no oculta otras ofertas que influyan negativamente en el turismo».
Un origen romano. Las termas tienen un enorme desarrollo por la influencia de la Ilustración, aunque su origen es romano, pero con el transcurso de los siglos fue decayendo su uso. Lo explicó el catedrático Luis Alonso Álvarez dentro de la ponencia El turismo termal en Galicia, una perpectiva a largo plazo, en la que indicó cómo se recuperaron, al encontrarlas en varias excavaciones del siglo XVIII.
«En Carballo, y en otros puntos de Galicia más tarde, aparecieron unos baños enterrados y se le dieron utilidad pública». apunta Alonso, y a la vez recuerda que en aquella época comienzan «a difundirse las ideas sobre la salud corporal, también a hacerse los primeros análisis del agua, y en Santiago se publica un libro con todos los balnearios de España conocidos y sus recomendaciones, según los médicos».
Por otra parte, influye en este renacimiento que los ingleses, al acabar sus estudios realizaban un viaje iniciático por Europa, principalmente lo que hoy es Francia y Alemania y se hospedaban en los balnearios. «E incluso tenemos documentos de las Cortes de Cádiz de diputados que pedían permiso para ausentarse varios meses con objeto de tomar las aguas, a pesar de no haber carreteras», comenta el experto.
Alonso, en su repaso histórico, manifiesta que «después fueron los ingenieros de minas y no los médicos los que se encargaron del control, aunque la propiedad primero fue de los vecinos y mas tarde de los Concellos, hasta que a finales del siglo XIX llegó la administración privada que expandió los balnearios, pero en el siglo XX se invirtió la tendencia por las crisis, y sólo se recuperó en las últimas decádas».
Y en la misma mesa, también intervino el doctor en Historia, Alberte Martínez, quien apostó por crear circuitos turísticos alrededor de las infraestructuras hidrológicas. «El ejemplo del parque etnográfico del río Arnoia en Allariz es relevante, tenemos molinos, ferrerías y fábrica de curtidos rehabilitada, en lo que Galicia era una potencia en el siglo XIX y otra de textil del lino», señala el experto.